Antecedentes.
Antecedes.
Durante mucho tiempo los lingüistas
concordaban en la teoría de que los idiomas, desde el inglés, al griego y hasta
el hindi, todos conocidas como las lenguas indoeuropeas, son los modernos
descendientes de una lengua que emergió hace miles de años.
Ahora un nuevo estudio brinda información acerca de dónde y cuándo habría sido
utilizado. A partir de información de 150 idiomas diferentes, expertos de la
Universidad de California Berkeley han encontrado evidencia de que esta semilla
idiomática vio la luz hace unos 5.500-6.500 años en la región que se acuna
entre Moldavia, Ucrania, Rusia y Kazajistán.
Examinando unos 200 conjuntos de palabras de lenguas vivas y muertas, los expertos crearon un modelo para analizar cuan rápido cambiaron a lo largo del tiempo y los resultados coinciden con la dispersión de la ganadería que comenzó en la mencionada región y se esparció por el resto del continente. El modelo para predecir las mutaciones resultó tan fiable que ahora mismo se está empezando a utilizar para descubrir la cuna de otras familias idiomáticas, como la Sino–Tibetana o la Afro-asiática.
Trazar el recorrido de la propagación de las lenguas
resulta un trabajo un tanto arduo. Numerosos lingüistas han utilizado los
cambios en el uso de palabras o en las estructuras gramaticales para explicar
la evolución. Quentin Atkinson, psicólogo de la Universidad de Auckland en
Nueva Zelanda, ha aportado una nueva perspectiva al centrar la atención de la
pesquisa en los fonemas, unidades pequeñas de sonido de las lenguas que
permiten distinguir una palabra de otras.
"Nuestra investigación indica que las cerca de
6.000 lenguas que existen hoy en el mundo descienden de un antepasado común en África. Este resultado es muy
importante porque representa que todas las lenguas comparten el mismo origen y
valida la idea de un ser humano con 'lengua materna'", explica a SINC
Atkinson.
Las estimaciones del investigador confirman, pues, que
el leguaje y los genes evolucionan de manera similar, por lo que los métodos y
la teoría de la biología podría aplicarse a la lingüística y viceversa. Es
decir, una vez que los humanos expandieron su ámbito geográfico desde África al resto del mundo, para
colonizar otras regiones, la diversidad fonética se redujo y evolucionó junto
con las poblaciones humanas migrantes.
·
Efecto fundador.
Los idiomas africanos tienden a una mayor variedad de
sonidos que los de otras partes del mundo. El equipo investigador escogió como
muestra los fonemas de 504 idiomas que se hablan en la actualidad a partir del
Atlas mundial de las estructuras de idiomas (Wals por sus siglas en
inglés; http://www.wals.info),
incluidos los indígenas del Pacífico y América; se encontró que los dialectos
que contienen la mayoría de fonemas se hablan en África, mientras que aquellos que presentan una menor
cantidad corresponden a América del Sur y a las islas tropicales en el Océano
Pacífico.
"Si nuestros idiomas pueden remontarse a África, y el lenguaje es un
marcador de ascendencia cultural, entonces... somos familia en un sentido cultural
además de genético", afirma Atkinson. El investigador buscaba pruebas del
efecto fundador en las lenguas. Sabía que los idiomas en poblaciones pequeños
usan menos sonidos, por lo que pensó que sería interesante determinar si
existía un efecto fundador lingüístico que explicase cómo evolucionó el
lenguaje. "Encontré una reducción clara en la diversidad con la distancia
respecto a África",
asegura Atkinson.
El efecto fundador en biología se produce cuando una
población pequeña se desprende de una población original grande para colonizar
nuevos territorios y lleva consigo un subconjunto de diversidad de la población
original. Es decir, se produce un cuello de botella: aunque se transmitiera
una alta diversidad genética, es probable que se pierda en las poblaciones
pequeñas. En este sentido, el mismo escenario se podría aplicar a los fonemas
de las lenguas.
ü Uso de fonemas.
Según la investigación, en general, las áreas del mundo
que fueron colonizadas más recientemente incorporan menos fonemas en las lenguas
locales, mientras que las áreas con vida humana durante miles de años, en
particular el África
subsahariana, todavía utilizan la mayoría de los fonemas.
Según concluyen los responsables del estudio, el declive
en el uso de los fonemas no puede explicarse por cambios demográficos u otros
factores locales. Ello apoya la hipótesis del origen africano de los idiomas
humanos modernos.
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